¡No se atraviesen, por favor!

Mi esposo y yo hemos sufrido en carne propia el ser despojados de la toma del gran y único momento de la boda: «el beso». Así es. Se nos han cruzaron. Se nos han atravesado. Se nos han metido deliberadamente. y debido a que el invitado “intruso” no toma una foto y baja su mano, sino que se queda ahí todo el momento con su teléfono, hemos perdimos la magia de esos breves segundos que jamás volverán.
Debido a la era moderna y tecnológica en la que nos tocó vivir, todos sentimos el impulso de capturar las escenas que vemos y compartirlas con el resto del mundo en tiempo real. Sin embargo, cuando somos invitados a un evento privado y tan importante como una boda, es necesario considerar los siguientes pormenores:

Los novios están perdiendo dinero 
Los novios se tomaron el tiempo de escoger al profesional que documentará su gran día. Fue escogido por su habilidad, su conocimiento, su talento, su equipo fotográfico, y obvio, ese trabajo cuesta.
Pero si sus invitados entusiastas se apresuran a captar las escenas a pesar de estar bloqueando los encuadres del fotógrafo, lo que sucederá es que los novios, quienes están pagando por imágenes profesionales de su gran día, no solamente carecerán de fotografías decentes, sino que además tendrán un catálogo detallado de los aparatos que sus amigos y familiares llevaron el día de su boda.

Se están escapando momentos irrepetibles
Al hablar de un evento como una boda no estamos hablando de fotos que puedes tomar una y otra vez como si se tratara de un monumento en el centro de la ciudad. Una ceremonia es algo único en la vida. Son momentos en los que celebras el amor de los novios y te gozas con ellos. 
Imagina la hermosa luz del atardecer haciendo un recorte perfecto en el cabello y perfil de los novios. Las flores enmarcan el cuadro lleno de amor y sentimiento mientras las melodías de los músicos inundan el ambiente. Los novios se acercan poco a poco para darse su primer beso como un matrimonio; estás listo desde hace varios segundos con tu cámara, escogiendo el encuadre perfecto, apuntalando tus pies con firmeza para que la toma no se mueva ni un milímetro; la velocidad y la apertura son perfectas; los novios rozan sus labios suavemente y cuando aprietas el obturador, de la nada salen una, dos, tres, cuatro, cinco manos con celulares y tabletas horizontales y verticales bloqueando y desencuadrando tu fotografía para siempre. El beso terminó y nuestra única oportunidad de capturarlo se escapó para siempre.

Estás atentando contra la privacidad de los novios
Los novios se miran felices y satisfechos con amor en sus ojos. Todos bajan sus aparatos y presurosos suben sus espléndidas imágenes a las redes sociales. 
Compartir imágenes de un momento tan decisivo e íntimo a los cuatro vientos es una gran falta de respeto que atenta tanto contra la privacidad de los novios, como contra ellos mismos al no estar al 100% en su boda, sino “en el celular”.
Si los novios quieren que los invitados sean partícipes también de la documentación de la boda con sus teléfonos celulares y tablets, y si no hay problema con ellos, adelante… pero, ¿por qué no dejarles a ellos el privilegio de compartir con el mundo las imágenes que ELLOS decidan compartir? ¿Por qué no dejar que ellos publiquen sus fotos cuando quieran y las que quieran del servicio de fotografía que ellos pagaron? ¿Por qué no dedicarnos a disfrutar de la fiesta como cualquier otro mortal, dando lugar a que los profesionales hagan su trabajo?

Queridos amigos, familiares e invitados de la boda: permítannos hacer nuestro trabajo.Dejen que nosotros seamos quienes capturemos los momentos únicos y preciados que no se repetirán jamás, y dedíquense a disfrutar la fiesta sin pendiente ni preocupaciones: cada momento quedará plasmado en bellas imágenes que los novios compartirán con ustedes.

boda-846.jpg